Este (libro) es el diario personal de un
escritor real. Es una obra singular porque revela los secretos, con lujo de
detalles, del luminoso proceso creativo de siete narraciones y un poema. Así
mismo, porque siete de esas ocho producciones literarias se incluyen completas
aquí.
Rómulo Mar
"Aquí el personaje secuestra al escritor y lo desnuda ante sus lectores... y pícaramente revela los secretos y las habilidades para escribir de su creador".
Roberto Cifuentes, poeta
"Convirtiendo la pluma en una varita mágica, Rómulo Mar hace mucho más que sacar conejos del sombrero, nos lleva ´en vivo´ al taller donde han nacido múltiples narraciones suyas, que no son otra cosa que los atavíos de vivencias personales o imaginarias. Una ventana se abre al voltear la primera página y de la mano de un personaje invisible vamos a descubrir, día con día, en esa cotidianeidad del hombre hogareño y sensible, al constructor de universos con el maartillo en la mano, el lápiz en la oreja y los clavos entre los dientes. Está tan hábilmente vertido en estas líneas que corremos el riesgo, al tratar de descifrarlo, de hallarnos de pronto sentados frente a un espejo contemplando nuestro propio rostro".
Walter González, poeta
Rómulo Mar
"Aquí el personaje secuestra al escritor y lo desnuda ante sus lectores... y pícaramente revela los secretos y las habilidades para escribir de su creador".
Roberto Cifuentes, poeta
"Convirtiendo la pluma en una varita mágica, Rómulo Mar hace mucho más que sacar conejos del sombrero, nos lleva ´en vivo´ al taller donde han nacido múltiples narraciones suyas, que no son otra cosa que los atavíos de vivencias personales o imaginarias. Una ventana se abre al voltear la primera página y de la mano de un personaje invisible vamos a descubrir, día con día, en esa cotidianeidad del hombre hogareño y sensible, al constructor de universos con el maartillo en la mano, el lápiz en la oreja y los clavos entre los dientes. Está tan hábilmente vertido en estas líneas que corremos el riesgo, al tratar de descifrarlo, de hallarnos de pronto sentados frente a un espejo contemplando nuestro propio rostro".
Walter González, poeta
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